- Asumen su rol de padres responsables, comprometidos con la educación cristiano-católica de sus hijas.
- Como primeros educadores estimulan en sus hijas la responsabilidad y el cultivo de hábitos de estudio y es consciente del rendimiento académico de sus hijas.
- Demuestra en forma permanente amor a su cónyuge e hijos, traducido en actitudes de afecto, respeto, tolerancia, unión y fidelidad.
- Mantiene una cordial relación entre el hogar, colegio y comunidad.
- Motivan y propician la participación de las hijas en las diferentes actividades dentro y fuera del Centro Educativo.
- Son testigos y defensores de los valores evangélicos con una vida coherente.
- Enseña a sus hijas a amar a Dios sobre todas las cosas.
- Conocen la vida y espiritualidad franciscana para ponerlas en práctica en el hogar y sociedad (acogida, alegría, corrección fraterna, trabajo, armonía).
- Vivencian los valores y son ejemplos de vida.
- Fomentan el respeto a la persona y a la naturaleza, a través del ejemplo, con tolerancia y espíritu fraterno.
- Viven en armonía a ejemplo de la Sagrada Familia para optimizar su calidad de vida.
- Desarrollan el pensamiento crítico, a través del diálogo reflexivo en la convivencia diaria.
- Promueven la lectura reflexiva y crítica de manera especial la Sagrada Escritura, comparándola con la vida diaria.
- Brindan las herramientas y medios para el desarrollo de capacidades, habilidades y destrezas de sus hijas.
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